jueves, 8 de julio de 2010

Aires de Nostalgia

Saigón-Bao Loc-Dalat


Composición de Dios

Acá se impone la gran Tupac Amaru; dos conductores de minubuses te zamarrean de uno y otro lado y crees que en cualquier momento uno te afana el reloj (junto con el brazo). Antes de este último zamarreo en la entrada de una de las muchas estaciones de ómnibus de Saigón, hordas de flacos te tratan de convencer con golpes y zamarreos de ir al este en vez de al norte. Otro te propone con tirones y empujones que el sur esbárbaro. Ningún turista toma estos ómnibus pero yo me veo obligado ya que los bondis turísticos no transportan bicicletas. Estos otros en cambio llevan bicicletas, chanchos, bultos, bolsas y si tenes un camello probablemente también te lo acomodan.

El tironeo a lo Levi's Strauss se re arma con la llegada de cada nuevo parroquiano-viajero. Espere 4 horas la partida entonces me divertí mirando el dantesco espectáculo. Mi recorrido de unas 3 horas me alejaría un poco de la inmensa ciudad para evitar la caótica salida.

En cada ominubus un chofer con el siguiente prontuario: Asesino serial, enfermo de atar, adicto incondicional del bocinazo furibundo, maniático de la velocidad, enemigo aserrimo de motitos, el Hitler de las bicicletas.

A este staff se le suman dos ayudantes que van gritando desde la compuerta abierta tratando de ganar un nuevo tripulante. En la interpretación de estos monos, si estás con un lampazo en la "vedera de las casa" es bastante, bastante probable que quieras viajar a Bao Loc. Entonces te descerrajan un grito bestial que te provoca una diarrea instantánea.

Así es todo en Vietnam, sociedad primitiva, sociedad animal.
Después de estresante experiencia llegue a Bao Loc; al final creo que venir en bici es menos cansador.
Pueblito de montaña agradable con mezcla de credos, el regordete Buda y enfrente gran Iglesia Cristiana.
Las montañas tapizadas de árboles, plantaciones de caucho; en los altos valles, bananeros.
Lucha con los hoteles que son caros. Premio por la pelea, TV color, agua caliente, cortinado de pana roja y 'estuatua' de mina en bolas. Todo por 6 U$.

110 Km. de montañas me separaban de Dalat, reconocido destino turístico para todo Vietnam. Las plantaciones de té hacen de cada montaña una irregular mesa de pool. Entre los arbustos bajos bien verdes (plantas de té) los sombreritos en cono van cosechando a manopla los brotecitos que luego serán infusión.
Bárbaras las montanas, parecen esos cuadros minimalistas con mil rayas y detallitos. Las curvas y subidas y contra curvas proponen cada vez mejores vistas. Mas adelante viene el café, estas plantaciones mas trepadas en las montañas no son tan vistosas como las de té.
Plantas procesadoras tienen enormes hornos donde se secan las hojas de té y se procesa el café.

Luego de Duc Trong un pueblito, un valle brindaba un espectáculo sin igual.

Los colores te asaltan en cada mirada, los parchecitos se pintan en combinaciones que no existen en el arco iris. Flores, mas flores y verduras son cultivadas por un arsenal de vietnamitas en cada milímetro del inmenso valle. Los sombreritos en cono son ahora bomberos, manguera en mano, tratando de apagar el incendio de colores. Los parchecitos se riegan a mano con paciencia de jardinero japonés.
Desconozco el nombre de las flores, en cambio la especialidad en verduras es el repollo de distintas variedades. En otros pedazos hay arroz.

Las montañas, el valle, las flores, las verduras, las casitas de jardines industriales, los sombreritos, el atardecer, magnífica composición de Dios.
Todos estos me vieron pasar acelerado, me quedaba poca luz para llegar a Dalat. Iba bien hasta llegar a tremenda cuesta de 10 Km. con pendiente asesina. La Violadora(e) emite quejas de toda índole en las subidas; salud dañada luego de tanto camino malo.

Repuestos inexistentes en Vietnam. El mástil de la viola lleva ahora clavijero, también luz roja intermitente, luz delantera encendida.
Faltando 3 Km. se hizo de noche-noche y los interminables bosques de pinos destilan fragancias a Colbert. Estas cuestas así te roban el aliento y faltaba 1 Km. y me tuve que parar a hacer un cebo parado nomás apoyado en la bici, rodeado de pinos, apuntando arriba a lo que quedaba.

Uyyy que nostalgia estas fragancias, estos relieves me hacen acordar a mi Córdoba. Como me encantaría hacer 1 Km. mas y llegar a Villa General Belgrano o la Cumbrecita o Villa Alpina. Me imaginaba que la noche, las sombras, los deseos podrían lograr el milagro.

Pero no: luego del kilometro el cartel decia: “Welcome to Dalat”.
La ciudad, frecuente destino turístico de Vietnamitas mieleros y hordas europeas, esta elevada 1500 mts.
Clima templado que contrasta con el infiernillo en las tierras más bajas.Estuve 2 noches 1 día en Dalat, donde me clave un embole bastante considerable. Los mochileros se ven obligados a viajar en grupos, entonces ya llegan con amigos hechos. Las calles se hunden y luego trepan en colinas, escaleras empinadas para peatones y calles enruladas para multitud de motitos y bicis.

Cientos de hoteles y agencias de viaje tratan de captar clientes. Tiene un mercado muy colorido y movedizo, lagos muy lindos y lo mejor, las vistas en los alrededores.Ahí vamos, trépense conmigo que lo que viene es realmente bueno.


De Dalat a Phan Rang
Códoba en Otoño, aires de nostalgia

Aquí sí que no funca eso de 50 balcones y ninguna flor.La foto se imponía cada 2 metros y no hay gran angular que alcance a recorrer la maravilla. Densos bosques de pinos se abren para albergar a miles de terrazas con variada cantidad de verduras y flores y plantaciones.

Las hiper cultivadas montañas en los alrededores de Dalat son una composición geométrica. En algunas partes era al pedo subirse a la bici ya que las vistas imponían la foto en cada tranquito.



Variadas flores, repollos, verdura de hoja, algunos parches de arroz y otros cultivos anónimos para mí, desbordan en paisajes de muy singular belleza.
Gloriosa combinación de la belleza natural de las montañas y el trabajo de generaciones dibujando terrazas en relieves imposibles. Otra montaña mas allá, proponía trazos similares, pero distintos y los colores y el verde son tapices de genial diagrama.

La ruta, corbata gris que recorre aquel uniforme de fiesta en las montañas.
Va bajando y quisiera que los relojes y las vistas se impriman para después poderles contar los detalles.Esto no ocurre y las fotos se hicieron para mí película de un descenso majestuoso.
Mas allá, solo pinos en horizontes de montañas que no terminan. Y los árboles agachan el cogote para ver quien es el tarado que entonaba "Córdoba en Otoño".

Que nostalgia !!, el olorcillo de Calamuchita en otoño me asalto las emociones y pretendía estar en mi provincia; e imaginaba que bajando para allá, iba a estar mi vieja y mi viejo en un asado saladito. Y después me iba a cruzar a la pileta de los amigos a jugar al 'Marco Polo con ondoio'. Y en una tardecita cálida me iba a arremolinar en alguna heladería en la Núñez a comentar sobre alguna mina espectacular.... música del alma, caminando por la peatonal iba cantando cuando los rostros rasgados de los vietnamitas en moto me hacían descreer del asado, el helado, ver a los amigos y las minas de Argentina.

Los locales sonreían ante el extraño recorriendo los bosques de interminable belleza.
Un descenso espectacular cambia los aires de nostalgia por otros de vértigo y excitación. ¿Cómo hacer para que aquello no pasase tan rápido?. Un garabato de camino era montaña rusa entre paredes boscosas. Y curva para allá y para acá y olorcitos lindos y la temperatura que sube en cada curva.

Luego una parte relativamente plana y otro descenso orgasmico de una media hora. Entre los pinos y curvas una monumental muralla contiene las aguas entre las montañas. Es una represa hidroeléctrica importante. A lo lejos un puntito es un poblado al pié de las montañas. La Violadora(e) se abanica entre las curvas y las llantas se calientan increíblemente ante la constante presión de los frenos.

En el pobladito abajo, se vuelve a temperatura cálida (28) y pinos y flores y verduras son reemplazadas por caña de azúcar, arroz y tabaco. El cambio es cuestión de minutos, las diferencias bien grandes.

Phan Rang ciudad costera chica, hervidero en un mercado sucio, procesión de motitos en la calle principal. Hotel de miserable calidad aunque caro en precio (5 U$). Típica ciudad que no invita a mas de una nochecita.Los paisajes de las montañas de Vietnam me invitan a la emoción, al vértigo, la fascinación, la alegría. Esto es lo que vine a buscar.

Abrazos a todos.
Fernando.

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