jueves, 8 de julio de 2010

Cuando Dios es paisaje

Hoian-Danang Hue

Cuando Dios es paisaje

Belleza criminal, las bahías eran un dibujo chiquitiiiito que dejaban entrar a lenguas de mar azul. El mar azul, rey y señor en inmenso horizonte ahora encrespado por la tormenta. Las aguas abrazan en grandes bahías a las montañas verdes.Montañas verdes, resumen y demostración cabal de la belleza de la creación de Dios.Dios que se hace presente en cada curva, cada balcón, aunque esta vez mas allá de crucifijos, estrellas, budas, bíblias y credos. La naturaleza en estas costas montañosas te recuerdan lo pequeño de uno mismo, lo majestuoso de la creación.

No todas están conmigo y el tiempo es lluvioso, neblinoso y bien fresco.

Todo esto es en el Hoi Van Pass, uno de los más conocidos pasos de montaña del país.
Salí de Danang, ciudad de mas de 1 millón de habitantes, extrañamente calma y placentera (para estar en Vietnam). De avenidas y calles anchas, el tráfico es más relajado. Esta ciudad se diferencia de otras por ser más tranquila, tener un buen trazado y ¡¡¡excelente panadería !!!!. Le entré a unas rosquitas dulces y a unos bizcochuelos bien fresquitos. Mierda !!, a ver si alguno me manda uno de esos potes de 3 kilos de dulce de leche Sancor por favor. Como se extraña. Bizcochuelo con dulce de leche, placer infinito. Si lo hace mi vieja ya es cosa de locos.
Foto: Hoi Van Pass Vietnam , el paso de montaña mas conocido de la Highway1 paisajes maravillosos , cuestas largas pero amables.
Por ahora lo reemplazo con leche condensada que no es lo mismo pero se deja.La costanera de Danang es postal con un puente colgante bien moderno y mil barquitos pescadores pintados como para el desfile. Es en la confluencia de un ancho río y el mar.Danang es remanso de tranquilidad y buen gusto en esta difícil Vietnam. La ruta promete montañas, en horizonte alto que ya miro con respeto. Al principio me adentré en valles; y esquivo por aquí, esquivo por allá y las montañas pasan de largo como bondi lleno. Hasta, hasta...hasta que no hay mas salida y hay que empezar a trepar. La ruta dinamitada en las montañas es un balcón a las maravillas. Este paso tiene fama entre los ciclistas. Me había preparado mentalmente para algo duro, pero después de meses de entrenamiento la verdad es que fue bastante fácil. Esta ruta tiene tráfico constante de camiones y esta diseñada para ello. Entonces las pendientes no son tan pronunciadas, tienen mil curvas haciendo una espiral en las montañas.

El tiempo impiadoso, una llovizna pesada constante, el verde me vio pasar empapado, bandana naranja, anteojos, campera de lluvia. Después de un ratito todo esta mojado y la única chance de mantenerse en calor es pedalear en buen ritmo cuesta arriba. Pare muchas veces para la foto, la respiración es una nube que se funde con la llovizna y la bruma.

Los paisajes son distintos con la lluvia pero majestuosos aún. En estos tramos empinados y más aún lloviendo los saludos de los autos son constantes.Los muy culiados de los camiones te clavan 3 bocinazos que te sacan de la ruta. La Violadora(e) y equipaje se encuentran en estado de infusión y destilan aceites y mugres anteriores lavadas por hectolitros de lluvia. Llegué a la punta en donde hay un viejo fuerte francés, que domina la vista de los dos lados. Ahora veo parte, ya que la construcción esta recortada por nubes densas.Acá la cosa se hizo lluvia de gotas pesadas. No hay chances de parar, esta bien fresco, hay que seguir adelante. Los anteojos se nublan de gotas e ir sin ellos es imposible. El castigo unido de lluvia y velocidad de bajada violenta es imposible de aguantar.Muevo los hombros y las piernas en vacío para tratar de mantener la temperatura. Los frenos apretados al mango, no es fácil parar con lluvia y estas pendientes. En total el contingente viajero pesa 110 kilos; Violadora(e) 14, equipaje 30 y el flaco que escribe 66.

La Violadora(e) se abanica en curvas imposibles y le gano las carreritas a los camiones que solo me pasan en el momento de la foto.
Los paisajes igualmente majestuosos de este lado, funden brumas, gotas, mar azul, bananeros y montañas. Bajar fue mas tensionante que subir, hay que aguantarse en la ruta con el frío, las pendientes en ruta mojada, la poca visibilidad y frenos que a veces no alcanzan.

Llegué abajo y la temperatura mejora algo pero estoy empapado. Dos chances, o comer bien y parar en un hotel 10 Km. adelante o tirarse a un 70 más y llegar a Hue, destino final. Probé parar pero el frió no se aguantaba hay que darle duro pa -frenchi. La llovizna es entre cortada pero me asedia durante toda la tarde.
La ruta va entre valles verdes de tanto arroz, las montañas al fondo se adivinan mas bajas, perdidas entre las nubes.
La “Highway 1” es en partes un barrazo como para hacer jarrones. Gradualmente me voy disfrazando de escultura de adobe. Cruce el aeropuerto, me faltaban 15 Km. para llegar a Hue, iba entrando con gloria.
Hasta que claro, uno se choca de frente con la pelotudez vietnamita. Un ciclista, colorado como moco ‘e ladrillero al principio me jugaba carreritas pero después se me cruzaba y una vez casi me voltea.

Lo empecé a perseguir para asestarle un buen codazo a la pera. Iba desesperado, ya harto de tanto pelotudo que me nuble mi propia historia del día. El muy hijo de puta pedaleba más rápido que yo cargado y sé

mantenía a unos 30 metros. Esto había sido por 10 Km.. Pare una vez y el infeliz también paraba. La segunda ya me liberé del pesado y llegué a Hue, otro de los destinos mas conocidos de Vietnam.

Otra mala experiencia son los taxistas en moto o en bici que te tratan de vender alojamiento.Hay que bancarse después de un largo día de trepadas, frío y mojón a estos pelotudos que no entienden el no. Los tenés siguiéndote por 15 minutos a cada uno, aun cuando uses la táctica que ses. Indiferencia, no funca; Im leaving no funciona tampoco, I have already a hotel, no es útil, I have a tent, no entienden. Aaiiiiiiiiaaaaaa dejame tranquilo che culiados !!!!!!!; tampoco, no entienden el cordobés.Nada sirve, te siguen los muy pesados.
Encontré un guest house por 4 mangos y con cepillo y baldes de agua en mano la recepcionista me sugería que antes de entrar mejor me liberaba de los 20 kilos de barro. Hue es otro mar, pero esta vez de mochileros y pelo-turismo. La gran atracción son las tumbas de los emperadores y la citadel o ciudad amurallada.Para entrar a cada punto hay que pagar un diego (US). Fernando claro, con presupuesto limitadísimo lo visitó desde afuerita. Son realmente fantásticas y esta vez todo esta bien cuidado.

Los alrededores de Hue, donde están las tumbas son realmente paradisíacos. Montañas tapizadas de pinos y flores naturales. En los vallecitos arroz como siempre y alguna verdura para consumo local.
La citadel es una ciudad amurallada imponente, foso y muralla encierran una ciudadcita en donde se levantan castilletes y otras construcciones. Enfrente otra fortificación mas y el mástil más alto de Vietnam con una banderota de hoz y martillo, símbolo del orgullo vietnamita.

Acá el pelo-turismo hace estragos y por ello para entrar hay que ponerse como choncaco. Hue queda en el medio de Vietnam, desde acá hasta Hanoi, capital administrativa del país (ex capital del Norte), son como 700 Km. que no tienen ningún atractivo en particular, son planos aburridos para pedalear. Así que me tome el bondi hasta Hanoi. Los bondis turísticos no llevan bicis por lo que me pare en la ruta y espere un típico ómnibus local.
Un típico ómnibus local es una excursión a lo increíble. Son una mezcla de bondi y camión donde la consigna principal es todo entra, todo se lleva, siempre paro.

Por ejemplo; hay un parroquiano en la ruta con 7 chanchos y 50 patos. Vamos arriba. El parroquiano al bondi, los chanchos al techo, los patos donde entren. Toda la comida acá se transporta "fresca" y que más fresco que cuando esta vivo, dicen los muy ladinos; entonces los chanchos y los patos van vivos apilados en unas canastas. Hay otro flaco en la ruta, con un motor diesel como para mover el Titanic, ningún drama, vamos, vení con los muchachos. El motor se sube con unos palos por la puerta de atrás y va a un espacio sin asientos, el dueño del propulsor arriba del aparato. Otro compró madera como para construir una casa, fácil, las maderas van donde fue alguna vez un pasillo, el constructor arriba de los palos. Por supuesto son innumerables las mujeres con gigantes paquetones con frutos, flores o trapos que suben casi como si no tuvieran nada. Claro, son las que menos llevan.

Los asientos son duranga, pero lo peor viene de ajoba. El piso no existe, nunca lo ves, estos salvajes le clavan 2 filas de bolsas de arroz o habas o lo que fuera. En todo el piso, incluida la parte de los asientos.

Así que las gambas te las tenes que atar al cogote a lo fakir.

Como si esto fuera poco, a ambos lados y cerquisima tenes una manada de Vietnamitas. Esto significa que la noción de espacio se ha perdido, involucionamos a la idea del agujero Negro, espacio cero.



Vale decir, el viejo culiado del asiento del lado quería mirar para atrás, pues bien, giraba con los codos bien abiertos y se apoya cómodamente en tu retina. Quiere acomodar las gambas y te clava una paralítica en la gamba.

Quería charlar con otros viejos que estaban sentados en racimo en lo que se entiende por pasillo y se apoyaba en mí como si fuera un aparador de pulpería. La paciencia para el vietnamita se me termino hace rato, la lucha entonces se dirime entre codazos y manotazos. Me apoyas el brazo, ahí va este codito al estomago; paralítica ahí, va este codito a la pera; y todo así pero es increíble nunca se quedan quietos.

Eso sí, todo adornado con sonrisas que facilitan el trámite de la lucha. Uno pensaría que es así porque uno es turista, pero no; son unos animales entre ellos también y todo lo que me pasa a mí le pasa a todo viajero.

Para que vamos a hablar del conductor, de las frenadas, los bocinazos y los gritazos ya les he contado.
Me subí al bondi a las 12 del mediodía y llegué a las 4 de la mañana. Emponche la Violadora(e) y esperé hasta las 6 que se hiciera de día. Entre a Hanoi donde viví 12 días de ensueño que son parte de la próxima crónica.

Abrazos a todos.
Fernando.

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